miércoles, 9 de noviembre de 2016

Nuestras ‘armas’ secretas



OPINIÓN 
Por Ricard Gutiérrez

#rbsbt en el #GranReto2016


Ya llevamos bastantes años mirando aves, tanto profesionalmente, como a nivel de hobby en eventos como las maratones ornitológicas. Y como casi todos, empezamos con los prismáticos rusos o los super-zenith de finales de los setenta y principios de los ochenta (¡del siglo pasado!). 

Mi primer telescopio fue un Tamron catadrióptico a principios de los 1980s. Y pasar de los prismáticos a lo que veía con el telescopio fue como entrar en otra dimensión. Aún recuerdo unos archibebes comunes en el desaparecido estany de la Podrida, en el delta del Llobregat. Impresionantes. Los limícolas. Sobre todo cuando comparabas lo que veías con los dibujos de las guias de campo de la época... ¡Identificar algo entonces sí era ‘advanced birding’!

Las cosas han cambiado. Cuando te pasas muchas horas en el campo o el mar mirando aves o fauna marina por temas laborales necesitas una óptica buena, porque a la larga (o no tanto) tus ojos se resienten. Cuando quieres buenos resultados has de adecuar lo que haces o el material que usas a esas expectativas. Porque a veces lo barato sale doblemente caro. Por eso, laboralmente siempre hemos pedido instrumentos de trabajo de calidad, porque nos va la salud en ello. Y por eso, a nivel de afición, para obtener buenas imágenes de digiscoping o ganar maratones ornitológicas, al final necesitas equipo top. Puede ser una necesidad laboral, pero es un gustazo a nivel amateur. Ya no basta con tener experiencia ornitológica. Hay que cuidar los detalles que te permiten ‘esas centésimas de margen que marcan los triunfos en la Fórmula 1’ y que marcan la diferencia. 

#rbsbt en los Marjals d'Almardà durante el #GranReto2016
Hay aspectos como la correcta estrategia, o  la capacidad de tomar decisiones rápidas y arriesgadas en una competición que ya quisieran muchos ‘coachs’ de empresas de alto standing para sus ejecutivos. ¿Marjal o jugársela en la montaña? ¿Irse o quedarse? 

Otros secretos son disponer de información local reciente, que nos había fallado en alguna ocasión o el no renunciar a nada mientras haya tiempo disponible. También una buena organización del trabajo a realizar (apuntar, conducir, vigilar la lista, el gps, el navegador, el atrezzo, la comida, el vehículo…). Todo ello vital. Así como tener frescos en mente reclamos, cantos y variabilidad de las especies a observar. Pero también, y muy importante, la óptica juega un peso esencial.



Con el telescopio que usábamos hace unos años, de 50x, probablemente no hubiésemos visto algunos patos desde la torre del Racó de l’Olla durante el Gran Reto 2016. El porrón moñudo hembra que vimos solo nosotros, por ejemplo. Las limícolas lejanas, como unas Limosa limosa, se observaban perfectamente a través de los 70x del STX95 de Swarovski. Lo mismo las aves marinas lejanas desde Cullera, como unos grupos de Calonectris diomedea. O un grupo lejano que resultó ser de gaviotas cabecinegras y que con otros medios no se apreciaba si eran de esa especie, reidoras o incluso enanas.   

También de la luminosidad, que permitía ver más al alba casi que a simple vista. E incluso obtener un video testimonial de las avutardas que vimos en Ayora. Y el anillo de enfoque, completamente circular, va mejor que el de telescopios que solo lo tienen por la parte de arriba porque permitía sostener mejor la pieza.  Porque para trabajar en zonas abiertas este telescopio es la bomba y marca la diferencia. Y si alguien no quiere ese tan luminoso siempre hay opciones de menor apertura focal pero igual calidad. A mí, que uso hides o trabajo en zonas litorales, a veces en condiciones de luz difíciles, me van de fábula esos 10 m de más del 95mm de focal. Y me gusta más el de ocular recto STX. Pero hay que reconocer que para los que observen paredes, aves en vuelo o simplemente estén acostumbrados, preferirán el acodado ATX



Los nuevos prismáticos EL 10 x42 W B Swarovision son mejores que mis antiguos EL también 10x42. No solo se ve mucho mejor, con una definición extraordinaria, sino que ergonómicamente son más cómodos. Y encima por fin veo unas correas y anclajes que funcionan bien y se pueden regular rápidamente. Parece una tontería pero te ahorra tiempo y facilita la comodidad. En el tema prismáticos cada persona tiene sus manías personales. Y también presupuesto disponible, claro. Pero lo bueno de Swarovski es que aunque te gastes dinero sabes que vas sobre seguro y que no defraudará nunca. Hace pocos años tuve ocasión de visitar su fábrica en Austria y quedé impresionado de la calidad en el trabajo que se hacía, todo local y no externalizado en otros continentes, que redundaba directamente en lo que tienes entre las manos. Hay nuevos modelos de las marcas top. Pero ahora mismo no cambio los swarovision. 

Por último, y eso también es propio de otros equipos, el trabajo en conjunto, la compenetración, la colaboración y la honestidad son básicas. Lo comentaba Albert Manero, de Amb la Xurra Guanyem, en la entrega de premios del Gran Reto 2016. Toda la gente, cuando explicas que haces estas cosas, pregunta lo mismo: ¿cómo sabéis que el otro equipo ha visto las especies que dice haber visto? ¿Os lo creéis? Sí, porque éstas son celebraciones donde la palabra dada aún tiene valor. Donde nadie engaña y donde más allá de la sana competitividad hay algo que nos aúna, que es el amor por la naturaleza, por las aves. Y eventos como las maratones ornitológicas, grandes retos o similares ayudan tanto a que la gente conozca la diversidad biológica y los valores naturales de las zonas que visitamos, como también que aún hay colectivos con talla moral suficiente como para creerse lo que dicen los demás sin dudar nada en momento alguno. Y eso, hoy día, también es un valor añadido a tener en cuenta. 

#rbsbt


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