Superando la barrera del sonido...
'Crónica de la maratón 2009 RBSBT'
Horas negras, viento fuerte
Las 9:30. Salimos de L’Hospitalet de Llobregat después de haber repostado en la tienda TotBo un buen surtido de alimentos para circular sin detenerse las próximas 24 horas. Dirección? Hacia La segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer ... No, el conductor no era Peter Pan sino Sergi Sales, a los que acompañábamos Xavi Larruy, el incombustible Armand Ramal y el no menos incombustible tampoco Ricard Gutiérrez. Vaya, el equipo ignífugo, casi. Tiempo justo para llegar a nuestra destinación inicial y ver que hace viento. Bastante viento. Y que no se oye nada o casi nada. Vaya tela. Después de varios intentos incluso habiendo de volver atrás en la primera decisión dura ‘del día’ sale el primer objetivo: el Asio otus. Unos pollos pidiendo comida. Bien! Acompañándolos por la zona el ruiseñor (uno suelto…) un solitario (inesperado) chorlitejo chico y un Burhinus cantor junto a un coche tuneado de unos garrulos de sábado por la noche. Y no éramos nosotros, que conste.
Sáaaabado la nocheee, hecha para rocanrolear… (no para bimbar)
La visita nocturna a una zona húmeda sólo reporta un, también inesperado schoenobaenus reclamando y cantando contestando a nuestro ‘pishing’. Pero… ¿Y los rascones? En Cuenca lo menos. El viento que hacía había enmudecido hasta los ruiseñores de guardia. Mu malamente. El año pasado habíamos conseguido hasta limícolas allí y ahora teníamos menos de la mitad de las especies ‘liquidadas’. Y la lechuza? Pues ahora o nunca porque o sale ahora o no sale. Y salió. Sin dar vueltas por el campo sino escondida cerca de su territorio. Pero bien visible. Uff, otra menos. Vamos por los chotacabras. Verlos en la maratón es siempre difícil porque están llegando o acaban de llegar a nuestra zona por estas fechas (si fuese un par de semanas más tarde la maratón otro gallo cantaría…). Pero uno solitario y lejano apareció, aunque sólo lo oimos la mitad de la gente, el resto devorando ya croissants de chocolate y una coca-cola de guardia para afrontar el resto de la noche. El saludo ‘croc-croc’ del sisón cual simpático eructo pajaril nos dijo que debíamos iniciar el largo camino hasta el Pirineo.
Mientras dos del equipo se dedicaban a dormir un rato, otros dos conducian especulando cuando y donde nos pararian los Mossos. En 2008 lo hicieron dos veces. Pues bien, este año estaban allí pero no nos pararon (y no porque no tuviésemos cada de sospechosos, jejeje). La radio trampeaba con las tres emisoras disponibles mientras sorteábamos garduñas, zorros, conejos y hasta algún corzo nocturno, ‘bonus’ no puntuables de esta maratón. Pero siempre de agradable observación. Una parada estratégica y el cárabo llorón al saco. Casi todas las nocturnas liquidadas. Hora de dirigirse al punto de parada donde disfrutaríamos de la siesta reglamentaria de 50 minutos antes de empezar el tramo diurno.
Estación Polar Zebra
Suerte que había hecho calor durante la semana porque de lo contrario no llegamos. Había más de un metro de nieve la semana anterior y ahora, aunque quedaba mucha, ya se podía circular bien por la pista. El canto de mirlos, zorzales y algún párido precedió a un agateador norteño (¡bien!). Este año no hubo ni mochuelo boreal (pese a lo boreal del ambiente) ni becada. Lástima. Empezaba el baile, a 2ºC y con viento, lo que daba ciertamente una sensación muy polar al tema. Sin embargo ya estaban allí aviones roqueros y uno común haciendo sus nidos! Junto a ellos cantidades de piquituertos y verderones serranos. Que delicia. Un solitario mirlo capiblanco nos dice que empecemos a correr, que pasa el tiempo. Y le hacemos caso. Un pito negro, algunos picapinos y… achtung! Un coche en medio de la pista… ‘pero si es el Joan Ventura’ dice Sergi. Primer grupo que encontramos en la maratón! No lo sabemos pero están viendo lúganos (cosa que no sueltan… jeje..) y es una especie que por tanto perdemos. Nos despedimos y seguimos. En un nido de un águila real hay un cuervo incubando. Menuda transmutación. En otro sitio unos picogordos nos alegran la mañana volando por encima nuestro mientras emiten su canto. No está mal. Paramos en un sitio donde oímos el año pasado una Locustella naevia (en el Pirineo!). No sale… pero canta una Sylvia hortensis!!! Menudo hotspot!. El año que viene que saldrá? Hay que seguir, que vamos tarde. Diversion número 1. Sin accento: desvío en inglés. Nos tiramos de la moto y probamos una zona no testada en otras maratones. Resultado? Bueno. Sale el Emberiza citrinella y un primer Milano Real junto con unos Petronia nidificantes. Pero unas vacas de postal o de anuncio de chocolate suizo, pero sin ser de color azul, no parecen atraer suficientemente a unos bisbitas alpinos que andaban por allí una media hora antes según el pastor. Y no los vemos. Por emperrarnos en buscarlos perdemos algo de tiempo que luego no recuperaríamos. En ese lapso nos hemos cruzado con el equipo de SEO/BirdLife (GRICS-L’H) ellos montaña abajo y nosotros, para su asombro, al revés. No sería la última vez.
Mi Jaca… galopa y corta el viento…
Un desfiladero en la montaña. Buitres volando y de repente… un quebrantahuesos… y un alimoche… y un montón de gente en traje de buzo andando por la carretera. Un poco para flipar, pero es así. Menudo cóctel. El quebranta resulta que viene marcado y luego sabemos que tiene nombre y todo. Se llama Jaca, es una hembra oscense de 4 años y anda por la zona desaparejada. Se ve que ha pasado por delante de un territorio de alimoche y un adulto ha salido a perseguirla. Ella, con su parsimonia, batiendo alas y todo, va haciendo como pasando de todo y pidiéndo disculpas al pequeñajo del alimoche. Los del traje de buzo flipando (¿pero no éramos nosotros los que alucinábamos?) y el alimoche, tan espitoso que adelanta a Jaca y todo, frenando justo para posarse en una peña de la zona. En fin un espectáculo a todas luces amenizado por el canto de un roquero más solitario que de costumbre :-D
Dirección sur que vamos tarde. Muy tarde. Pero bueno, seguimos. Arriesgando con dos donuts y otra coca-cola. Pocas sorpresas, desgraciadamente. Alguna parada para buscar la undata. A la tercera sale. Uff, menos mal. Esto hay que arreglarlo dice alguno. Un gavilán la saluda desde el cielo, con buitres varios dando vueltas. Pero sin águila real. In extremis sale el halcón peregrino. Pero no el águila perdicera. Me comenta más tarde Xavier Parellada, el experto de la especie en la administración catalana, que ya veremos cuantas bajas habrá en la temporada 2009. Entre una cosa y otra esta especie no levanta cabeza (no en vano es vulnerable a la extinción en Catalunya) y ‘nuestra pareja’ no ha nidificado en 2009. Por allí cerca aparece un todo terreno rojo con un papel de aquellos que suele poner ‘se vende’ pero que dice ‘somos milanos’. Sí, otra vez, coincidimos con los colegas ‘Los 1000 anos negros’ (uno de los mejores nombres de la competición sin duda), que aprovechamos para saludar, si bien seguimos rápido nuestro camino, que aún hay faena.
Accidente grave
Alguien padeció un accidente grave en un punto de las estepas de Lleida. Alguien, que esperamos se recuperase, recibía masajes cardíacos mientras tenía un gotero puesto y dos ambulancias del SEM bloqueaban la pista, justo por la que habíamos de pasar. Después de buscar una alternativa, y ver el bisbita campestre, nos cruzamos, por segunda ocasión, con el equipo de SEO. Y otra vez en dirección contraria. Después nos confesarían que estuvieron a punto de llamarnos para preguntar qué hacíamos todo el rato al revés! Pero no fueron los únicos. Otro coche a toda velocidad y vemos fugazmente de copiloto a Francesc Giró que nos saluda. Deu!. Cuarto equipo ‘visto’ en un día. Quedan pocas zonas interesantes en Catalunya está claro.
Horas decisivas
Hay un dicho catalán que dice ‘mai diguis blat fins que és al sac i ben lligat’ (nunca digas trigo Rodrigo hasta que esté en el saco y bien ataco). O algo así… Pero habríamos de añadir un corolario: ‘ni diguis pygargus al blat fins que no l’hagis bimbat’ porque el aguilucho cenizo, como su apellido indica, es un ídem, y si la semana anterior estaba por todos los sitios, ésta no apareció, finalmente, por ningún lado, pese a estar previsto como ‘especie segura’. Menudo fallo. Para hacerlo más llevadero sin embargo una hembra de cyaneus tardía sí se dejo ver. Y un par de collalbas migratorias que esperaban que se fundiese la nieve del Pirineo (tienen para rato) nos saludaron efusivamente mientras las añadíamos a nuestra lista. Después de añadir unas cuantas acuáticas más a nuestro capazo y de atropellar al móvil de Sergi, que quedó ‘apagado o fuera de cobertura’ tras ser chafado por nuestra kangoo, vimos que había que poner gasolina (hora del pit-stop, más bien pixada-stop…) y elegimos una gasolinera con nidos de cotorra al lado. Que siempre vienen bien para añadir una especie más. Sobre todo cuando llevas entre 30 minutos y una hora de retraso. Esa espada de Damocles nos hizo renunciar a visitar una laguna (10 minutos de desvío sólo!!!) que luego sabríamos que pudo habernos rendido tres especies, como tres millones de dólares, adicionales. Pero hubo que decidir y decidimos pasar de largo. Tal vez por última vez. El resto del trayecto antes de enfilar el delta de l’Ebre mostró lo habitual: otra vez los de la SEO en dirección contraria (y la cara del amigo Juan Bécares ya con cierta sorpresa…), la ganga que no sale ni de rebote y las collalbas que están donde deberían estar.
La pregunta de Xavi fue algo sintomática en ese momento… ‘cuantas especies y a qué hora debíamos estar aquí?...’ a lo que Ricard respondió con un lacónico ‘más vale no saberlo…’. Otra vez cara de Chiquito diciendo… ‘Jarl’! Pero alea jacta era y andando hacia los nubarrones que veíamos a lo lejos tocaba.
Nubes, viento y gente, mucha gente
El delta del Ebro dicen que se está hundiendo porque sube el nivel del mar. Falso. Es porque cada vez hay más gente en la torre de l’Aufacada y de hecho en todos los lados! Y eso que hacía un tiempo de perros! Nuboso casi lloviendo, viento con temporal de levante que inundaba la otrora zona llenísima de limícolas. Con el planning rehecho en el trayecto para optimizar y quemar los últimos cartuchos y alcanzar el nirvana ornítico, sabíamos perfectamente lo que habíamos de ver en cada sitio. Sí, lo sabíamos hasta ver el panorama y temernos repetir lo que pasó hacía dos años cuando se hizo de noche a las 18:30. Si se aguantaba y no llovía aún había algo que hacer. Si empezaba a diluviar estábamos perdidos. Obviamente no nos podíamos permitir ese lujo. Este año no. Otra vez no.
Los 1000 anos, los de GRICS-L'H contentos por contribuir a compensar el SEO2 ... fin de fiesta en la torra de Buda
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