domingo, 3 de mayo de 2009

Formula 1

Una contracrónica por Ricard Gutiérrez


No se porqué cada vez estoy más aficionado a las carreras de fórmula 1, y eso que son de lo más aburrido (excepto cuando hay salidas de pista, piñazos que no sean graves y cosas así). ¿Será por eso que me doy cuenta que esto de las maratones ornitológicas cada vez más depende de cuando haces el ‘pit-stop’, de cuanto repostas o de la estrategia a seguir? Efectivamente, nuestro vehículo no lleva difusores como los de los Brawn GP, ni KERS (si de caso cuatro tíos que dicen ‘¿kers eso?’) pero vaya, las cosas están ya tan ajustadas que las diferencias son mínimas y son los pequeños detalles a pulir los que finalmente marcan la diferencia. Detalles como mantener la incógnita de qué hacíamos en dirección contraria (e ilógica a priori) cuando nos cruzamos tres veces en dirección opuesta con el equipo GRICS-L’H de SEO/BirdLife. O corregir pequeños fallos que, de no haberlos cometido sin duda nos llevan a batir, y por bastante, el record europeo ‘sin avión’.


Pero lamentarse no sirve para nada y sí sirve celebrar que hemos superado la barrera ‘del sonido’ en términos maratonianos. Y que somos de los primeros en hacerlo. Y que sólo somos cuatro, una kangoo y una caja de pastas. Como dice el subtítulo del blog tal vez el mejor equipo coste/beneficio? Puede ser. Al menos, ciertamente a parte de prepararlo lo mejor que sabemos en un esfuerzo razonable y no desmesurado, miramos de vencer dificultades serias como vivir lejos del itinerario, del que lamentablemente no podemos tener noticias de última hora. Aquí, por suerte, trabajamos y no podemos dedicar ya más tiempo a este hobby del que hacemos. Sin embargo hay satisfacciones como el poder contribuir a encontrar nuevas poblaciones (una especie en el pirineo) o observaciones de ejemplares interesantes como el quebrantahuesos ‘Jaca’ que vimos en la maratón y que venía del pirineo oscense, cita que interesó al equipo de seguimiento de esta especie. O constatar el fenómeno de la migración de chotacabras por el mar, tal y como ya describimos hace unos años en nuestro artículo de Dutch Birding de 2006 Bulwer's Petrels in the Mediterranean and risk of confusion with nightjars (Dutch Birding, 28: 297 – 299).

¿En que hemos fallado? Pues en poco. Ver el 84% de las especies potencialmente presentes en Catalunya en un día no es moco de pavo. Hemos incluso superado nuestras propias previsiones con decisiones muy arriesgadas. Pero como decíamos en su momento, quien no arriesga no gana. Y hemos obtenido un resultado para ganar (hubiésemos ganado en bastantes de las ediciones anteriores con el mismo tanteo). Pero, mira por donde, resulta que otros equipos han obtenido cifras mejores. ¿Como es posible? Sin duda algo ha de tener que ver con el itinerario, que necesariamente ha de contemplar más especies que el nuestro. Porque fallar siempre falla algo a todo el mundo.

A nosotros bien poco. Pero por lo visto suficiente. El invierno crudo hizo que un par de especies no nidificasen en sus territorios. Una la recuperamos en forma de inmaduro volando por otro sitio, pero la primera no. Demasiada nieve en la montaña: dos que eran posibles no salieron. Unas simpáticas vacas que atraían al bisbita ribereño alpino en unos prados igual contribuyeron demasiado al incremento de metano atmosférico, el caso es que se espantaron los spinoletta media hora antes de llegar nosotros. Un incendio unas semanas antes quemó el zarzal donde estaba el Pyrrhula de guardia, que no apareció. Luego un pato escondidizo (o intermitente diría yo) nos hizo tomar la decisión de no ‘perder’ 10 minutos en visitar una laguna donde (si hubiésemos ido) no sólo estaba el dichoso pato sino dos especies más (un segundo pato y una polluela). Que mal rollo cuando lo supimos el día siguiente... Demasiada gente por todos lados también. Podría haber sido un pescador o un grupo de garrulacos. Pero un portazo inoportuno e involuntario del coche de un equipo que abandonaba una (casi la única) zona con limícolas nos espantó la Limosa lapponica que no vimos más. Aunque oímos el phaeopus, todo sea dicho de paso. Problemas con el trasbordador Garriga nos hicieron pensar en cruzar por el puente de Amposta en el delta de l’Ebre y tal vez perdimos algo más de tiempo ahí, que impidió visitar Riet Vell y la Gallinago que estaba allí para deleite de la gente. Pero tal vez lo peor fue el overbooking de la torre de l’Aufacada. Al grito de ‘la última’ (pidiendo tanda) intentábamos subir a una torre abarrotada donde no únicamente no se cabía ni se podía plantar el trípode sino que no llegabas a la baranda externa! No vimos allí la pareja de Marmaronetta angustirostris que sí detectamos en 2008 y que sí vieron otros. Igualmente no deja de ser una buena noticia para la conservación de la naturaleza que estén allí admiradas por más de treinta personas desde lo alto de la torre. Sí, casi no saludamos a nadie, pero es que aún había faena que hacer y rematar la lista…


Este discurso parece la canción del sinofós (en catalán ‘si no fos per això, si no fos per allò..., o sea, si no fuese por esto o si no fuese por aquello). Por eso vale la pena también destacar lo bueno. ¿Que bueno? Pues que este año, introduciendo variaciones severas no testadas en la primera parte del itinerario hemos batido nuestro récord. Ahora ya sabemos de donde hay que rascar para 'repasar' la mayoría de especies del país en un día (de ahí cierto interés tipo 'reciclaje' que tiene este evento). Y, gracias a unos amigos del facebook, donde tal vez ahorrar algo de tiempo a medio camino en 2010. O donde no dejar de ir pese al pato intermitente. O a ver si acaban el puente sobre el río en Deltebre... o que si queremos saludar a la gente, mejor quedar otro día que no en la torre de Buda. Y que debemos seguir aplicando nuestro olfato hábitat-especie. O debemos seguir tomando decisiones drásticas en función de lo que suceda sobre el terreno. En definitiva, usar nuestro propio difusor doble y sistema KERS-eso para completar con éxito rotundo este gran premio. De momento estamos en el podium y en los puntos. Que no es poco tal y como está el patio.

Hasta la próxima.

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