martes, 3 de mayo de 2016

Lo que el viento se llevó 2ª parte

Lo que el viento se llevó (1939). Director: Víctor Fleming. Un árbol como este, casi, nos cortó el camino previsto. El viento se lo llevó por delante.


Lo que el viento se llevó
[Gone with the wind]
Crónica de la XVI Maratón Ornitológica estatal de SEO/BirdLife 2016
Rarebirdspain Swarovski Optik Birdracing Team



Después de que con 200 especies en 2015 quedásemos segundos, prueba del nivel de los equipos que participan en la maratón ornitológica estatal que organiza SEO/BirdLife desde hace 16 años, este año nos íbamos a poner las pilas. Bueno, eso planeábamos. Sin mucho margen de maniobra porque todos trabajamos o tenemos cosas que hacer, y no había mucho tiempo para el ‘scouting’ (preparación previa de la maratón y su ruta), hubo que pensar en alternativas.

La primera fue reunir no los Marvel Avengers sinó el RBSBT (acrónimo de nuestro equipo y etiqueta de twitter #rbsbt).  Que no es fácil tampoco. Este año íbamos a participar en nuestra versión ‘All Stars’, es decir con todos los miembros de las últimas ocasiones incluyendo a tres ‘ex-comité de rarezas’ . A última hora por problemas de agenda no pudo venir Oriol Muntané y el equipo lo conformamos los de la foto adjunta: de izquierda a derecha Gorka Gorospe, Sergi Sales, Carolina García-Martí y Ricard Gutiérrez.

#rbsbt 2016
 


El plan

El plan era sencillo: ver el máximo de especies de aves. Como el de todo el mundo, vaya. Pero para ello habíamos trazado unas cuantas premisas. La primera la fecha, que fuese la de un máximo de especies en nuestra zona. La segunda el tiempo, que la meteorología no nos estropease el maratón, como había pasado alguna vez. La tercera el equipo, atrezzo y estrategia, que contaba con la colaboración de Esteller, el representante español de Swarovski y su óptica, de alta calidad y gracias a la cual aparecieron unas cuantas especies: los 10x de más del ocular telescopio ATX 95mm marcaron la diferencia al menos al detectar cuatro especies a gran distancia… Y es que todo suma.

Últimas decisiones trazando el plan previsto, 29.4.2016

Después de la concentración en un lugar próximo al centro del mundo, o eso dice la leyenda local, estuvimos planeando la ruta concreta para los diferentes tramos del maratón. Cada variación implicaba dejar algo o tener posibilidades de una especie más. Al final salimos, con algo de retraso hacia nuestro primer punto.



La méteo

La verdad es que esperábamos un tiempo variable, con tal vez alguna lluvia ‘débil’ (eso decían los pronósticos) pero no contábamos con lo que iba a ser el fin de semana más frío de un inicio de mayo en decenas de años de registros meteorológicos.  


Pese a que el presentador era alto, el pronóstico meteorológico se quedó corto y fue mucho peor de lo previsto
 
A ‘primera hora’ de la noche las aves colaboraron y fueron saliendo según el horario previsto. Una lechuza tempranera nos ahorró tiempo que invertimos en oír un avetorillo que teníamos localizado cantando. Otras dos especies ‘bonus’ que habíamos concretado a última hora no aparecieron durante la noche, aunque el conjunto de especies nocturnas se portó relativamente bien. Iniciábamos la segunda fase de la maratón. 


Y llegó la lluvia.

Cuando vas conduciendo de noche y afrontas el tránsito por pistas o carreteras presuntamente heladas o llenas de nieve te lo piensas dos veces si es que no llevas el vehículo adecuado. Como era el caso. La verdad es que hubiesen hecho falta casi cadenas porque nos llovió y nevó encima durante la noche. Hasta los habituales corzos, gamos y liebres parecían más ‘recogidos’ que de costumbre. Para evitar males mayores, a las 4 de la mañana tomamos una dolorosa decisión. Pasábamos al plan B. 

Por primera vez teníamos localizadas y prácticamente aseguradas hasta cuatro o cinco especies que no nos solían salir. Pero la climatología adversa nos hizo renunciar a esa opción. La alternativa eran opciones reales de jugársela físicamente. Y no valía la pena. Con el plan B en marcha seguíamos bajo cero y la furgoneta iba chafando hielo ‘crock-crock-crock’ mientras avanzaba por la zona donde empezaríamos. 


Winterfell?

Y se hizo la luz

Parecía aquello el norte del muro y solo faltaba la Nightwatch de la serie Juego de Tronos. Que frío. Sin embargo iban apareciendo las especies más o menos habituales y al menos ya no nevaba. Empezaba la parte diurna del maratón.

Frio. Todos alerta.


Más adelante otra decisión. ¿Perder un rato largo en desviarse por una especie o esperar encontrarla más adelante? La decisión tomada fue la buena ya que se vió un rato más tarde. La lluvia y el mal tiempo no dejaban volar cómodamente a rapaces y hasta los buitres estaban escondidos en sus nidos. Solo algunos paseriformes se apostaban a salir y cantar manteniendo su territorio. Un gavilán lejano, acosado por bisbitas alpinos y alondras nos permitió añadir tres especies más en una aguda observación de los miembros del equipo. Pasado un túnel aparece una pareja de golondrinas dáuricas. Eureka, otra especie. Unos rayos de sol permitían volar a buitres y entre ellos un halcón peregrino que parecía de miniatura. Íbamos sumando.

Buscando entre las nubes
Las montañas
Nido de Gyps fulvus

Buscando especies nuevas

Condiciones ideales para la observación de rapaces


Emberiza citrinella


El viento 

El mal tiempo nos hacía pensar que al bajar a la llanura, según lo que pronosticaba ‘el parte meteorológico’ tendríamos más sol y más especies. Sol sí, pero viento también. Con todo fueron apareciendo algunos migrantes como el alcaudón común. En cables de alta tensión habíamos visto gorriones chillones también. Y un subadulto de águila real sería el único de su especie que aparecería al final.

Petronia petronia
 
Fulica atra, Anas platythynchos, Hirundo rustica


El viento en la llanura era importante. Las aves paseriformes se escondían en los arbustos y el carrizal estaba desierto, batido incesantemente por el viento del norte que no dejaba escuchar casi nada. Ahí perdimos también al menos tres o cuatro especies. Algunas estaban el día anterior. Pero era imposible mantenerse a descubierto. Menos mal que un búho real se dejaba ver en la puerta de su cueva. Parecía que admiraba como volaban ramas, polvo y otros restos vegetales impulsados por el incesante mestral. Y otro cambio de plan. Todo lo que habíamos prospectado los dos días anteriores no sirvió de nada para el maratón. Las condiciones reinantes y lo que llevábamos visto nos hicieron cambiar radicalmente lo que andábamos planeando hacía tres meses. En fin, ya conocemos mejor nuevas zonas. Aunque las alternativas no fallaron del todo y las especies típicas aparecieron. Incluyendo algunas tórtolas europeas, que otros años se habían hecho de rogar.


Y seguimos buscando...

De camino al sur

Cuando estás de maratón hay que estar ‘al loro’. El loro (Myopsitta monachus) también cuenta, y ya lo teníamos. Hay otra especie que suma, la de Kramer, pero hasta la fecha no nos ha aparecido nunca. Pues bien, lo de estar al loro, o ‘atentos’ nos fue bien porque un halcón abejero (Pernis apivorus) y luego un adulto de águila perdicera (Aquila fasciata) nos pasaron por encima, entre aplausos del equipo. Bravo!

De la nieve a la estepa
Paradas estratégicas...
...producen buenas observaciones (Aquila fasciata)

Y el vendaval se desató

Si ya había hecho viento desde el mediodía, la tarde ya fue épica. A medida que avanzaba la tarde se incrementaba el viento. Golpes de suerte nos produjeron alguna gaviota inesperada. Y limícolas. Más tarde, aves que teníamos localizadas allí estaban. Y en un arbusto se acumulaban decenas de mosquiteros musicales que no se atrevían a volar. Entre ellos dos papamoscas baleares, futuro ‘split’ y de momento subespecie del gris. El cormorán grande que teníamos 'en nómina' había abandonado su puesto a causa del viento. Normal. Cerca un árbol de grandes dimensiones había caído cortándonos el paso. Tampoco aparecían martinetes. ¡A ver quién salía a volar!  De hecho, por primera vez, vimos una garcilla cangrejera en vuelo activo marcha atrás: pese a sus intentos el viento la llevaba en dirección contraria… 

Himantopus himantopus et al
Charadrius hiaticula


Los últimos intentos con luz fueron el do de pecho, tapados con lo mismo de la noche y soportando ráfagas de más de 70-80 km/h. Se movía una torre y un observatorio de la zona. Y pocas aves se aventuraban a salir. Fallaron algunas, aunque aparecieron un par a última hora. Ya de noche solo alguna gallineta se aventuraba a contradecir el viento del norte que seguía soplando con fuerza. Era hora de recogerse. La maratón de nuestro equipo había concluido. 




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