Por Ricard Gutiérrez
El
tiempo pasa y no es en balde. Llevamos 12 ediciones de la maratón (12 años!) en
la que hemos participado en todas, con uno u otro nombre. Con unos u otros
miembros. Pero con menos canas que ahora, seguro. Incluso años antes de la
maratón de la SEO, también la efectuábamos en el Delta del
Llobregat y Garraf. Ya he perdido la cuenta. ¡Un día recuperaremos todas estas
ediciones antíguas para referencia futura!. Porque el método ha evolucionado.
Inicialmente parábamos a comer y lo celebrábamos en grande. Luego empezábamos
por la noche un rato, íbamos a dormir y luego seguíamos. Ahora ya casi no
dormimos y planeamos la ruta al detalle con índices de probabilidad y todo. Pero
con más antiácidos también, todo sea dicho.
Llegar
a la mítica marca de 200 especies en 24 horas no es nada fácil. Nada de nada. Aunque
es posible. Y lo hemos conseguido los últimos años. Cuesta mucha
preparación, tanto a nivel personal de
conocimiento auditivo de reclamos y cantos como de observación. Pero también de
lugares alternativos, estado de la migración, rutas... y valentía para tomar
decisiones. Y este año 2012
ha sido tal vez la maratón más difícil de todas en la
que sin embargo hemos tenido éxito.
El
secreto del éxito de 2012 ha
sido una combinación de todos estos factores en un equipo el nuestro que no
apuesta tradicionalmente por el conocimiento de nidos o cajas nido. Permitidme
que os de mi opinión al respecto de como nos han ido las cosas.
1.-
203 no son 207 o más. Pero tampoco son 188
No
hemos superado nuestro record de 207 especies obtenido en 2011. El cambio de
itinerario no parece que haya tenido la culpa porque, pese a haber perdido una
especie en términos absolutos, otros factores parecen haber tenido más
importancia como ha sido que la maratón se ha celebrado una semana antes de lo
habitual y que esta primavera 2012
ha venido siendo un poco fría, con la migración algo
retardada. Todo esto ha hecho que las aves no estuviesen muchas en sus lugares
de cría, particularmente cuando hablamos de los migrantes que crían en el
Pirineo: aún habían bisbitas alpinos en la llanura e incluso un zorzal común en
la costa, hecho inaudito en años anteriores. Ni rastro de migrantes algo
tardíos que en ocasiones ya estaban en su sitio como el roquero rojo etc...
Sin
embargo, nuestras 203 especies tampoco son las 188 que podríamos preveer en un
cálculo pesimista una semana antes de la maratón, ¡ y eso recorriendo
potencialmente las zonas más diversas del territorio!. ¿Suerte? No mucha. Por
un lado diferentes especies de migración tardía aparecieron (bisbitas,
agachadiza común...). Y otras no previstas merced a cambios de la ruta ‘en
marcha’ marcados por la necesidad (cormorán
moñudo, vencejo pálido) también ayudaron a superar esa marca condicionada por
la impredecibilidad del paso. Tampoco todo fueron éxitos: el mal tiempo del fin
de semana en cuestión, condicionó la presencia, por ejemplo, de muchas rapaces
a primera hora de la mañana. O especies que habían de llegar no aparecieron
(como la curruca mosquitera o tomillera). En definitiva, una cosa compensó en
parte la otra. Y las 203 saben a gloria.
2.-
Una maratón temprana agudiza los
sentidos
¿Porqué?
Pues porque no vas siempre ‘al sitio de siempre a ver la especie conocida’ sino
que ésta tal vez aún está en paso y pueda aparecer en cualquier arbusto. O
trozo de cielo. Con lo que la dependencia de ‘nidos o territorios conocidos’ se
convierte en una cierta desventaja y el hecho de jugar al conocimiento de las
especies, sus costumbres y a predecir un poco su migración gana enteros, gana
interés y gana emoción. Y la maratón no se puede preparar con mucha antelación
e incluso en 24 horas cambian las condiciones tanto del paisaje como de las
aves: en nuestro tramo pirenaico, pasamos de estar a -5,5ºC con 30 cm de nieve el viernes dia
20 a -2ºC y poca nieve (menos de la
mitad) el domingo 22 a
la misma hora. ¡Había más actividad de
aves el domingo! Hay que decir que entre -5 y -2ºC la verdad es que frio
hace y que lo de agudizar es ‘por narices’ para salir de la zona lo más pronto
posible, especialmente si, como alguno del equipo, se descuida de leer los
emails preparatorios y se deja la ropa de abrigo... brrrr...
Por
tanto, nosotros apostamos a que, de tanto en tanto, se varien las fechas de la
maratón, para no necesariamente ir a buscar el máximo absoluto, sino para ver
como respondemos los participantes al estímulo de ir al campo bajo diferentes
condiciones del ‘tablero de juego’.
3.- Es bueno cambiar
de ruta un poco
Porque
tienes el aliciente de ver zonas nuevas o recuperarlas. Y pueden haber
sorpresas, particularmente si tampoco te va la vida en ganar o quedar más o
menos en una posición no demasiado diferente de la que hacías hasta el momento.
Nosotros empezamos en una cierta tradición para nosotros: el delta del
Llobregat. Y años después el territorio del mochuelo, de chorlitejo chico u
otros limícolas seguía en su sitio (a ver con eurovegas... ay ay ay...) por lo
que la coincidencia con el partido del Barça tampoco no fue mala cosa. Excepto
por el resultado, claro ;-)
4.- Pero hace falta
llevar los deberes hechos antes
Sobre
todo para evitar sorpresas de carreteras cortadas por obras, nieve, baches
revienta-ruedas u otros, cosa que ya nos había pasado parcialmente en alguna
otra ocasión. Y está a punto de pasarnos de no ser por un poco de preparación previa. Alquilar una furgoneta entre todo el equipo para evitar destruir
el vehículo de alguno de los miembros también fue una buena idea pese a tener
que pagar el recargo por limpieza interior... (¡había supercroissant por todo
el vehículo!) Por no hablar de los gadgets, ‘libreto’ de la ruta a seguir, ropa
técnica, óptica y demás, absolutamente esenciales para facilitar el trabajo. Y
para no pasar de morirse congelados a ser atacados por hordas de mosquitos
deltaicos.
5.- Y la toma de decisiones
sobre la marcha, en un día cambiante, fue esencial
Cambiar
de ruta nocturna, desechando localidades para ganar tiempo. Aprovechar cuando
paró de llover para ver si salian a cazar las rapaces nocturnas, con éxito
además. Decidir sobre la marcha en función de la niebla y el tiempo reinante.
Sacrificar especies como el águila perdicera o el cernícalo primilla para ganar
media hora en el delta de l’Ebre y la búsqueda de migrantes. O parar,
‘perdiendo’ 20 minutos para intentar un imprevisto cormorán moñudo o un sólo
posible vencejo pálido, ambos fichados. O no rendirse ante viento y mal tiempo
con aves ‘que no cantan’. La perseverancia, la unidad en las decisiones y el
trabajo de equipo, fundamental. No antes, sino durante también.
Por
eso, el equipo bien conjuntado cada persona con su labor bien definida, ha
funcionado bien en 2012, como en 2011, y nos ha permitido, por segunda vez,
alcanzar la satisfacción personal dado que no hay recompensa alguna, de haber
quedado entre los primeros clasificados de esta maratón ornitológica 2012. A ver como estarán
los ánimos para el 2013!
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