martes, 1 de mayo de 2012

La contracrónica. Algunos pensamientos sobre la XII Maratón de SEO/BirdLife

Por Ricard Gutiérrez



El tiempo pasa y no es en balde. Llevamos 12 ediciones de la maratón (12 años!) en la que hemos participado en todas, con uno u otro nombre. Con unos u otros miembros. Pero con menos canas que ahora, seguro. Incluso años antes de la maratón de la SEO,  también la efectuábamos en el Delta del Llobregat y Garraf. Ya he perdido la cuenta. ¡Un día recuperaremos todas estas ediciones antíguas para referencia futura!. Porque el método ha evolucionado. Inicialmente parábamos a comer y lo celebrábamos en grande. Luego empezábamos por la noche un rato, íbamos a dormir y luego seguíamos. Ahora ya casi no dormimos y planeamos la ruta al detalle con índices de probabilidad y todo. Pero con más antiácidos también, todo sea dicho.

Llegar a la mítica marca de 200 especies en 24 horas no es nada fácil. Nada de nada. Aunque es posible. Y lo hemos conseguido los últimos años. Cuesta mucha preparación, tanto a nivel  personal de conocimiento auditivo de reclamos y cantos como de observación. Pero también de lugares alternativos, estado de la migración, rutas... y valentía para tomar decisiones. Y este año 2012 ha sido tal vez la maratón más difícil de todas en la que sin embargo hemos tenido éxito.

El secreto del éxito de 2012 ha sido una combinación de todos estos factores en un equipo el nuestro que no apuesta tradicionalmente por el conocimiento de nidos o cajas nido. Permitidme que os de mi opinión al respecto de como nos han ido las cosas. 

1.- 203 no son 207 o más. Pero tampoco son 188

No hemos superado nuestro record de 207 especies obtenido en 2011. El cambio de itinerario no parece que haya tenido la culpa porque, pese a haber perdido una especie en términos absolutos, otros factores parecen haber tenido más importancia como ha sido que la maratón se ha celebrado una semana antes de lo habitual y que esta primavera 2012 ha venido siendo un poco fría, con la migración algo retardada. Todo esto ha hecho que las aves no estuviesen muchas en sus lugares de cría, particularmente cuando hablamos de los migrantes que crían en el Pirineo: aún habían bisbitas alpinos en la llanura e incluso un zorzal común en la costa, hecho inaudito en años anteriores. Ni rastro de migrantes algo tardíos que en ocasiones ya estaban en su sitio como el roquero rojo etc...

Sin embargo, nuestras 203 especies tampoco son las 188 que podríamos preveer en un cálculo pesimista una semana antes de la maratón, ¡ y eso recorriendo potencialmente las zonas más diversas del territorio!. ¿Suerte? No mucha. Por un lado diferentes especies de migración tardía aparecieron (bisbitas, agachadiza común...). Y otras no previstas merced a cambios de la ruta ‘en marcha’  marcados por la necesidad (cormorán moñudo, vencejo pálido) también ayudaron a superar esa marca condicionada por la impredecibilidad del paso. Tampoco todo fueron éxitos: el mal tiempo del fin de semana en cuestión, condicionó la presencia, por ejemplo, de muchas rapaces a primera hora de la mañana. O especies que habían de llegar no aparecieron (como la curruca mosquitera o tomillera). En definitiva, una cosa compensó en parte la otra. Y las 203 saben a gloria.


2.- Una maratón temprana agudiza los sentidos

¿Porqué? Pues porque no vas siempre ‘al sitio de siempre a ver la especie conocida’ sino que ésta tal vez aún está en paso y pueda aparecer en cualquier arbusto. O trozo de cielo. Con lo que la dependencia de ‘nidos o territorios conocidos’ se convierte en una cierta desventaja y el hecho de jugar al conocimiento de las especies, sus costumbres y a predecir un poco su migración gana enteros, gana interés y gana emoción. Y la maratón no se puede preparar con mucha antelación e incluso en 24 horas cambian las condiciones tanto del paisaje como de las aves: en nuestro tramo pirenaico, pasamos de estar a -5,5ºC con 30 cm de nieve el viernes dia 20 a -2ºC y poca nieve (menos de la mitad) el domingo 22 a la misma hora.  ¡Había más actividad de aves el domingo! Hay que decir que entre -5 y -2ºC la verdad es que frio hace y que lo de agudizar es ‘por narices’ para salir de la zona lo más pronto posible, especialmente si, como alguno del equipo, se descuida de leer los emails preparatorios y se deja la ropa de abrigo... brrrr...

Por tanto, nosotros apostamos a que, de tanto en tanto, se varien las fechas de la maratón, para no necesariamente ir a buscar el máximo absoluto, sino para ver como respondemos los participantes al estímulo de ir al campo bajo diferentes condiciones del ‘tablero de juego’.

3.- Es bueno cambiar de ruta un poco

Porque tienes el aliciente de ver zonas nuevas o recuperarlas. Y pueden haber sorpresas, particularmente si tampoco te va la vida en ganar o quedar más o menos en una posición no demasiado diferente de la que hacías hasta el momento. Nosotros empezamos en una cierta tradición para nosotros: el delta del Llobregat. Y años después el territorio del mochuelo, de chorlitejo chico u otros limícolas seguía en su sitio (a ver con eurovegas... ay ay ay...) por lo que la coincidencia con el partido del Barça tampoco no fue mala cosa. Excepto por el resultado, claro ;-)


4.- Pero hace falta llevar los deberes hechos antes

Sobre todo para evitar sorpresas de carreteras cortadas por obras, nieve, baches revienta-ruedas u otros, cosa que ya nos había pasado parcialmente en alguna otra ocasión. Y está a punto de pasarnos de no ser por un poco de preparación previa. Alquilar una furgoneta entre todo el equipo para evitar destruir el vehículo de alguno de los miembros también fue una buena idea pese a tener que pagar el recargo por limpieza interior... (¡había supercroissant por todo el vehículo!) Por no hablar de los gadgets, ‘libreto’ de la ruta a seguir, ropa técnica, óptica y demás, absolutamente esenciales para facilitar el trabajo. Y para no pasar de morirse congelados a ser atacados por hordas de mosquitos deltaicos.


5.- Y la toma de decisiones sobre la marcha, en un día cambiante, fue esencial

Cambiar de ruta nocturna, desechando localidades para ganar tiempo. Aprovechar cuando paró de llover para ver si salian a cazar las rapaces nocturnas, con éxito además. Decidir sobre la marcha en función de la niebla y el tiempo reinante. Sacrificar especies como el águila perdicera o el cernícalo primilla para ganar media hora en el delta de l’Ebre y la búsqueda de migrantes. O parar, ‘perdiendo’ 20 minutos para intentar un imprevisto cormorán moñudo o un sólo posible vencejo pálido, ambos fichados. O no rendirse ante viento y mal tiempo con aves ‘que no cantan’. La perseverancia, la unidad en las decisiones y el trabajo de equipo, fundamental. No antes, sino durante también.

Por eso, el equipo bien conjuntado cada persona con su labor bien definida, ha funcionado bien en 2012, como en 2011, y nos ha permitido, por segunda vez, alcanzar la satisfacción personal dado que no hay recompensa alguna, de haber quedado entre los primeros clasificados de esta maratón ornitológica 2012. A ver como estarán los ánimos para el 2013!

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