Rarebirdspain - Disefoto - Leica Birdracing Team
De izquierda a derecha, telescopio Leica, Sergi Sales, Xavi Larruy, Armand Ramal y Ricard Gutiérrez
Nota: Por motivos de seguridad nacional y conservación global, el orden real de visita de algunos de los lugares relatados en esta crónica puede haber sido ligeramente modificado. Sin embargo las experiencias que se relatan y los lugares mencionados fueron visitados durante las 24 h que duró la maratón para nuestro equipo.
Ese toro
Cuando consultas en el libro rojo de las aves de España el capítulo dedicado al avetoro Botaurus stellaris, se puede leer el siguiente texto: ‘la disminución de la población española parece haber sido propiciada por una serie de factores negativos, en los que la destrucción del hábitat y la caza jugaron un papel importante al principio’.
Efectivamente: al principio. Porque hemos descubierto un nuevo factor: el flamenco. No, no el Phoenicopterus roseus, no... sino el cante popular de origen meridional. Las 00:00. Una laguna con al menos seis machos cantores de avetoro detectados por nosotros esa misma semana. Una especie con la que esperábamos empezar la maratón 2010, la décima organizada por SEO/BirdLife en la que una vez más nuestro equipo participaba y esperaba estar a la altura de las circunstancias. ¿Que sucede al bajar del coche y empezar a escuchar el se supone tranquilo carrizal inundado del valle del Ebro? Pues que un estruendo cercano con unos altavoces emitiendo alaridos diversos de un presentador en presunto estado etílico seguido de un coro de cantaores y grupo folclórico de tercera regional inundaba las ondas del éter simplemente ‘acollonint’, como diríamos en catalán, a cualquier bicho viviente del carrizal…. y mosqueando al personal, dicho sea de paso. No es que los avetoros no dijesen ‘ni mu’ (nunca mejor dicho). Es que no se oía nada: ni rálidos, ni patos, ni limícolas. Sólo el martirio auditivo que lo inundaba todo. Y justo al lado de la colonia de cría. Empezamos bien…
Siendo el avetoro un ave que mantiene sus territorios en base al contacto auditivo, la contaminación sónica de esa feria de Abril era simplemente inaceptable. Y una vergüenza total y absoluta para aquellos que gestionan la zona y pretenden que sea de interés para el naturalista. ¡Si quieren hacer fiestas, que las hagan en otro sitio y no encima de una colonia de una especie en peligro de extinción!
14 improperios después, con más mal humor del previsto y después de una hora de intentarlo sin éxito (no podíamos con el cuadro folclórico aquel), abandonamos la zona levantando por la pista, eso sí, una cogujada común, pobre, más acogujada que otra cosa, se supone por el ambiente musical palustre. Ya veremos si volvemos a ese sitio de infausto recuerdo. 01:00 Una hora menos y empieza otra vez la maratón, sólo que a bastante distancia de donde siempre y sin lo que buscábamos. Malament. Sin embargo, una incursión en una laguna junto con la ayuda del disco lunar permite ver un par de especies de gran interés. Bueno, algo que compensamos… Otra paradiña innovadora, dos especies más y hacia nuestra ruta habitual.
Night driving
Desde luego el festival folclórico hace mella en el ambiente del coche. No se oye nada. ¡Ni ronquidos siquiera! Sin embargo, lo conocido no suele fallar y, oh sorpresa, un imprevisto chotacabras gris vuela durante un ratito delante de nuestro vehículo a través de una pista en las estepas que decidimos incluir a costa de la hora de sueño habitual. Hay que apurar. Bien, algo es algo. Ahora a buscar el gamarús (el cárabo). Como que no solemos ir a nidos, vamos a buscar aves en hábitats adecuados. Una primera parada en un valle del prepirineo sólo aporta dos perros ladrando y la comprobación de que hace bastante fresco. Brrr. Pixadeta y seguimos. Parada al lado de un pantano donde una vez oímos un pollo reclamar y.. ah!, golpe de suerte: un adulto cantando que oímos todos bien, alto y claro, por primera vez en bastantes años. Uf, misión de momento cumplida y ya podemos ir rumbo norte.
Micro SD
Al igual que empezar con el ruiseñor es algo frecuente en la maratón, es tradicional que nos paren los Mossos d’Esquadra en la carretera. Ya estábamos esperando dicho trance cuando pasamos por donde suelen estar y resulta que no estaban… que raro!, con la de tajaos que hemos visto por la carretera! Ah… alerta…sólo estaban en el otro lado del pueblo. Chalecos reflectantes, linterna en forma de espada láser de Star Wars y ya estamos parados a punto de ser interrogados a las 4 de la mañana por el símil de Anakin Skywalker o Obi Wan Kenobi.
-Control d’alcoholèmia. Em permet el carnet?
- Sí, i tant
- Ah, porteu dos gps!
- Sí, és que volem arribar al Pirineu abans que es faci de dia per escoltar una espècie de mussol
- Aquest model de gps és el garmin 60csx no?, que porta tarja microsd
- Sí
- I la cartografia que és bona?
(yo ya perplejo, y sin alucinar porque tenía sueño)
- Sí, és el Europe city navigator…
Total que el agente preguntándome como iba el tema, explicándome que tenía una mountain bike y tal y que si lo podía buscar por internet y tal…. (SGAE, cuidadín…)…. El presunto Jedi Knight se da cuenta que se hace tarde y nada, que nos desea suerte y que circulemos. Que la fuerza os acompañe… O sea, que eso de hablar de MicroSDs de 2 Gb de noche funciona para evitar controles de alcoholemia. Informáticos etilicos del mundo ya sabéis!
Más dormido que despierto (con otros dos roncando detrás) el conductor va sorteando (y no es coña) corzos por el camino hasta donde pretendíamos descansar una hora. Ocho o nueve, uno de ellos a punto de chocar con la puerta del coche, pasan por delante. Tardísimo llegamos al punto de descanso. 3ºC, tampoco hace tanto frío. Pero sólo 23 minutos de sueño para el par de guardia. Demasiado poco.
Y se hizo la luz
La luz del Sergi cuando abrió la puerta al grito de Scolopax! Ein? Sí sólo he dormido 15 minutos! Sí,… el bote es mayúsculo y la oímos tres veces y vemos una. Bien. Otra vez intento de zzz.. Y otra vez el Sergi dando botes… Aegolius, Aegolius! Otro salto. Parecía el chiste aquél de ‘alabar el Señor’ (…vayan enjabonando que ya bajo…). Sí, Aegolius inesperada! Luego vuelve a cantar. Hay que moverse porque va amaneciendo (que no es poco). En la nieve salen bien Loxia, Serinus citrinella o Ph.ochruros pero falla el Pito negro. Ya empezamos. Tampoco saldría el agateador norteño pero sí fijamos bien a los dos Regulus y los páridos. Como decimos en Catalunya ‘feina feta no fa destorb’. Más corzos pista abajo. Pero no el pito negro. De golpe, buscando el Sitta europaea decidimos parar en un prado que siempre pasamos de largo y nunca miramos. Ahhh! Bisbita arbóreo y, mejor aún, un macho de camachuelo! (Pyrrhula pyrrhula). Eso sí que es un bonus. El arrendajo, que había fallado en alguna prueba previa, sale delante del coche. Vamos bien. El frío reinante no deja volar bien a las grandes rapaces y no vemos quebrantahuesos, que a la postre fallaría. Cosas que pasan. Pero sí sale el torcecuello y alguna otra especie de interés. Habiendo terminado la bajada en tiempo previsto y con más aves de las esperadas afrontamos una parte de la solana de la montaña. Y es que hay que recorrerlo todo. Sin prisa pero sin pausa.
Vamos bajando
En un lugar vemos tres saxatilis tres (para seguir con el símil folclórico taurino) otros bichos de interés a parte, y llegamos a una primicia de la maratón 2010. ¡Un enclave mediterráneo en un entorno claramente pirenaico!. Y oh voilà… aparecen las primeras especies de interés como la escasa (seguimos diciendo que escasea) Saxicola torquatus acompañada del increíble canto de la totovía Lullula arborea. Pero el fino oído de Xavi Larruy ya había detectado la primera sorpresa de la zona: una Sylvia hortensis cantando! De las primeras citas en la zona nos enteraríamos después y ciertamente una cita de interés local, que dado el hábitat donde estaba seguramente no será la última. Un poco más adelante, tres collalbas grises migratorias camino de la nieve (sin spinoletta por desgracia) pero con un canto también peculiar, de un ave a escasos 15 m de distancia: un macho de escribano hortelano Emberiza hortulana . Lástima de foto porque en la maratón no hay tiempo (o al menos esta vez no había tiempo) porque el ave estaba de fábula. Menuda observación. Con los deberes hechos vamos hacia el sur, pasamos por donde siempre vemos el treparriscos antes de la maratón y nunca después o durante y seguimos hacia el calor que reinaría ese día. Sin verlo, claro. Ya hemos pasado la frontera de las 100 especies.
Calor calor
Hay cosas que no se entienden. Si aquí no hay lemmings, porqué las rapaces muestran variaciones tan severas de un año para otro? Este año casi vemos de todas! Hasta el azor salió!. Y halcones peregrinos tres diferentes en tres sitios. Está claro que la variabilidad también juega su papel. En el llano vemos dos rapaces grises: una grande que suele ser irregular según el año: Circus pygargus, la otra un recién llegado a nuestra fauna: Elanus caeruleus. Bien. Más adelante, un oteadero estratégico nos permite detectar ¡por la voz! a un segundo verano de gaviota cabecinegra en vuelo (que posteriormente veríamos, no es que las de 2º verano reclamen diferente…) entre otras cosas de interés. Misión cumplida y hacia las estepas.
Estepa
No es el sitio de los polvorones sino el de tres especies amenazadas de extinción en las que estamos trabajando en su plan de recuperación. Con grata sorpresa detectamos al menos dos machos diferentes cantando de carricerín real, un par de escribanos palustres whiterby y hasta ocho bigotudos (tres machos bien vistos!!). Uaaaa. Increible. Y sin festival de flamenco, siempre pienso si por esa zona pudiese haber algún avetoro... Habrá que escuchar si hay ranas o que. Y dónde están los siluros… Pueden ser la clave. Para los que digan que las estepas no valen nada es recomendable que las visiten en esta época. Chovas piquirrojas, abejarucos, collalbas negras y rubias, gangas, currucas rabilargas y tomilleras... Increible cóctel solo amargado parcialmente en nuestro caso por la única especie que dábamos por segura y que incomprensiblemente no vimos: el alcaudón real (!). Un águila real, esta sí, aunque distante nos despedía en nuestra ruta hacia la costa.
El águila perdicera
Habríamos de dar más crédito a los técnicos de Medi Ambient que dicen que el águila perdicera está en peligro de extinción. Si fuese por nuestros datos creo que se habría extinguido hace tres o cuatro años. Es impresionante que nuestro recorrido pase por al menos seis territorios de esta rapaz y en ninguno esté criando o se vean. Mal asunto. Ni siquiera se ven en dispersión por sus zonas de caza (donde vimos la real). Esta especie requiere atención y desde luego las políticas restrictivas de instalación de parques eólicos están bien justificadas. Otra de las especies típicas del área de distribución de la cuabarrada es el camión tráiler (Trastus mulargus). Efectivamente, el camión de gran tonelaje en sus migraciones interior-costa peninsulares se distribuye uniformemente y a escasa velocidad por las carreteras donde discurre nuestro equipo. Como consecuencia, un trayecto de 1 hora pasa ser de 1h 30’ que luego echas a faltar al final del día. Una circunstancia ésta, unida a la invisibilidad tipo avión stealth de la perdicera, que tal vez nos haga reflexionar sobre alternativas en una ruta cada vez más tediosa.
Cuando llegas a la costa
A parte de ver el agua, sabes que la cifra subirá. Este año no hemos pronosticado nada, sólo llegar y mirar. Sabíamos que no nos encontraríamos con demasiada gente y que no se espantarían los limícolas por portazos o circulación de vehículos. Sólo se espantarían por los 3000 domingueros mariscadores que había buscando, no setas, sino bivalbos. Vaya tela. Con todo se ven algunas especies que ya estaban allí durante la semana y seguimos hacia el destino final. Ya próximos a la puesta del sol, nos falta el papamoscas gris (!). En esto que recordamos un lugar donde se había visto durante la semana. Vamos y... bingo! Uno parado en la valla! Increible! Sería el último passeriforme porque el tiempo apremia.
Un vistazo al mar y desencanto: plano como un plato (mal asunto para planeadoras como procellariiformes o alcatraces). Aunque vemos un Caprimulgus (europaeus por desgracia), fallan por primera vez desde que hacemos maratones todas las marinas: ni alcatraz, ni pardelas, ni paiños ni parásitos. Así dificilmente se puede ganar.... Tampoco saldría el avetorillo que estaba en la zona, con su pareja, escasamente 30 horas antes. Ni el chotacabras pardo. La luz tampoco nos dejó encontrar las 2 sisetes Tringa stagnatilis, que habíamos visto el día antes...Una hembra de rabudo, inesperada, nos saludaba. Más tarde autillo y lechuza cerrarían nuestra lista. Nuestro record personal. Tal vez truncado un ultra record en el último momento? Puede ser. Pero la maratón ha sido un interesante (y extenuante) ejercicio que vale la pena probar. Con esta cifra, tal y como está el tema, probablemente no habremos ganado. Pero como mínimo estamos ahí. Al lado. Muy cerca. A tiro de piedra. Con el rigor que nos caracteriza. 15-30 minutos más y un festival de flamenco menos y otro gallo (uro-gallo?) hubiese cantado. Pero sin duda es una cifra muy interesante que demuestra la enorme biodiversidad que acoge nuestro país. Y que celebraciones como ésta ponen de manifiesto cada año. Hasta la próxima!
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